Escuchamos la palabra «adolescencia» y los/a adultos ya nos ponemos nerviosos/as.
Y es que socialmente existen muchos prejuicios hoy en día sobre esta etapa vital: que si son vagos, que si no quieren hacer nada, que si se pasan todo el día tirados/as.. La sociedad de hoy en día la tiene estigmatizada.
Se hace muy complicado gestionar todo el malestar que ellos/as tienen y a veces, y los/as adultos les utilizamos como «chivos expiatorios» del malestar que sufre la sociedad en general. Como ellos mismos no son capaces de defenderse, la sociedad tiende a echarles la culpa de sus males y de sus fracasos.
Es una edad intensa, de extremos y de mucha intensidad emocional; entonces esto a las personas adultas nos suele superar y no sabemos cómo gestionar el día a día con nuestros/as hijos o hijas adolescentes.
Los y las adolescentes atraviesan momentos de rebeldía, sus comportamientos son bastante extremas. Ellos tienen claro que no se entienden bien. Lo que buscan en los referentes adultos es que les expliquen lo que les están pasando. Pero esto es muy complicado, porque de manera muy generalizada lo que se escucha a las personas adultas es «¿qué te está pasando?, no hay quien te entienda». Frente a la falta de entendimiento, es fácil entrar en un enfado mutuo.
Las madres y padres quieren controlar mucho a sus hijos/as pero esto no garantiza su seguridad. Antes quizá era más sencillo, se les castigaba yendo a su habitación y punto; pero ahora entran otros elementos en juego como internet y las redes sociales que lo hacen mucho más complicado. Tienen un océano virtual en sus manos que los adultos no se sienten capaces de controlar y se sienten impotentes. Están en un momento de desobediencia a sus progenitores pero pasan a obedecer a otros líderes, a otros referentes que para ellos son importantes; y si no han desarrollado esa capacidad crítica, como son vulnerables, es posible que sigan obedeciendo a estos líderes más bien radicales que pueden encontrar en las redes sociales, por ejemplo.
Más que hablar de controlarles más o menos, es importante ir dándoles criterios, acompañarles y ayudarles a que vayan tomando sus decisiones sin darles un pensamiento cerrado y sin sobreprotegeles, para que poder evitar el que sigan a ese tipo de referentes que pueden ser perjudiciales para ellos/as.
Estamos en una sociedad en la que las niñas y niñas son muy obedientes, y les damos un pensamiento acabado; pero esto no les ayuda, y les estamos evitando frustraciones que son saludables para crear un criterio propio.
Escucha a Alain Urra, psicólogo de EDIREN, en El Mirador de Radio Vitoria.
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