Programa emitido en Radio Euskadi. «Somos Cómplices». Pilar Ajamil, psicóloga, psicoterapeuta.
¿Dependes en exceso de los demás para estar bien? ¿Evitas llevar la contraria? ¿Antepones el deseo de otros al tuyo propio? Algunas personas necesitan sentirse valoradas constantemente y se convierten en víctimas de la dependencia emocional, un trastorno que, en la actualidad, ocupa entre el 7 y el 10 % de las consultas al psicólogo.
La dependencia emocional es la necesidad extrema que una persona siente hacia otra, a lo largo de todas las relaciones de su vida.
En la relación de pareja el principal temor es la ruptura de pareja por el miedo a la soledad.
Las causas son:
– Carencias afectivas tempranas.
– Temperamento-carácter de la persona
– Modelo socio-cultural
Los tipos son:
– Los que se muestran sumisos e idealizan a su pareja.
– Los que desprecian a sus parejas negando su dependencia
– Los que pasan períodos de dependencia emocional y falsa independencia.
Se considera que una persona es dependiente emocional, cuando siente una necesidad extrema de saber, de tener contacto continúo o de control, sobre todo de su pareja.
La dependencia emocional no se produce en un momento puntual, ni sólo en el proceso de enamoramiento, se da a lo largo de todas las relaciones y a lo largo de toda la vida.
El/La dependiente emocional sufre de sólo pensar en quedarse solo/a, necesita más que querer a su pareja. Ese sufrimiento le lleva a tomar actitudes diferentes, que están marcadas por un desequilibrio, una asimetría en la relación de pareja y una falta de autoestima:
- · Generalmente idealizan a su pareja, poniendo en ella todos esos atributos que a ellas/os les gustaría tener o sienten que no tienen. Su proyecto vital es su pareja y pasa a un segundo plano el trabajo, las amistades, la familia e incluso los hijos/as.
- · Dada la herencia cultural que tenemos, en varones se ve con más frecuencia una actitud despreciativa a sus parejas, una negación aparente de la dependencia hacia ellas. Sin embargo, esta forma de ser no está exenta de de ese vacío de identidad y ese miedo a estar solos.
Como en todo, en la dependencia emocional existen grados. Si bien es difícil generar autonomía e independencia por el sistema social en el que estamos inmersos, se trataría de aliviar el sufrimiento de la esclavitud al otro empezando por APRENDER A QUERER BIEN, primero a sí mismo/a y luego al otro/a.