Educación sexual al profesorado
Cuando hablamos de educación sexual nos vienen a la cabeza un montón de preguntas y dudas sobre cómo hacer, qué información dar…, pero ¿qué lugar ocupamos las personas adultas en la educación sexual de la infancia y la adolescencia? En esta entrada queremos acercarnos al papel que el profesorado tiene en la educación sexual, como referentes adultos fundamentales para los y las menores.
La sexualidad sigue siendo tabú
Poco podemos cuestionar la necesidad de una educación sexual, más aún si analizamos el contexto social y leemos las noticias que inundan los medios de comunicación. Sin embargo, es un tema controvertido atravesado por cuestiones morales e ideológicas que chocan.
- Por un lado, se trivializa, se estereotipa y se instrumentaliza la sexualidad con fines comerciales. El acceso a la pornografía se da a edades cada vez más tempranas y tenemos que tener en cuenta que este acceso tan precoz bloquea el desarrollo del pensamiento simbólico, bloquea la fantasía y la imaginación, teniendo efectos directos en el proceso de desarrollo de la infancia.
- Y, además, aunque nos cueste reconocerlo, sigue existiendo una alta carga de prejuicios y sigue siendo un tema tabú. Antes lo era porque estaba prohibido hablar sobre ello y ahora porque se da todo por sabido. Así que nos encontramos con una población infantil y adolescente perdida, con un gran bombardeo de información, pero sin referentes adultos que les acompañen en este proceso de desarrollo y descubrimiento sexual.
Sexualidad sana
En la mayor parte de la educación sexual que se imparte en las aulas, se habla mucho de los peligros y los riesgos de las prácticas sexuales, de enfermedades de transmisión sexual y de cómo prevenirlas; algo necesario por supuesto. Pero se nos olvida hablar de lo que es una sexualidad sana, encuadrada dentro del proceso de desarrollo de cada persona, un proceso de descubrimiento y crecimiento que implica la adquisición de autonomía y de responsabilidades, de una conquista de la intimidad y de un espacio propio. En definitiva, un proceso de crecimiento que precisa del respeto a unos ritmos personales, familiares y sociales. De ahí la dificultad a la hora de trabajar este tema en el aula, ya que nos encontramos con personas de la misma edad, pero con un momento evolutivo y unas necesidades diferentes.
Sexualidad integral y transversal
Por todo ello, desde Ediren planteamos poder trabajar la sexualidad de una forma integral y transversal. En este sentido, nuestro equipo está trabajando en el programa educativo «Aldatzen», promovido por Fundación Vital. ¿Cómo lo estamos implementando? Acompañando:
- Tanto al alumnado, con los que generar espacios de reflexión para que puedan desarrollar una capacidad crítica que les permita respetar esos ritmos personales.
- Como al profesorado, generando dichos espacios con el objetivo de reflexionar y crear ciertos criterios comunes para poder responder y acompañar al alumnado en este proceso, sin juzgar, patologizar o trivializar, ajustándonos a su momento evolutivo y sin negar la sexualidad infantil. Las personas somos sexuadas desde nuestro nacimiento y en cada momento la sexualidad ocupa un lugar.
¿Por qué nos asusta hablar de sexualidad?
Muchas veces los niños y las niñas preguntan cosas que han escuchado en la calle, en el patio o en las redes que, al escucharlas como adultos (desde una sexualidad adulta), nos impactan y nos asustan. ¿Qué podemos hacer ante una situación así? ¿Cómo respondemos? Os dejamos algunas claves para poder responderles (Saber o no saber: curiosidad sexual infantil. Mariela Michelena):
- Comprender que el niño o la niña va a entender hasta dónde su psiquismo y madurez pueda, es decir, hasta donde esté preparado/a. Ellos y ellas no ven la sexualidad como la vemos las personas adultas, no han tenido las vivencias que hemos tenido los adultos.
- Mostrar interés por aquello que nos cuenta, que seguramente le habrá costado mucho hacerlo. Tratar de ser un interlocutor válido para esa persona, intentar no juzgarle, respetarle y escucharle. Simplemente eso, seguramente ya le alivie.
- Bajar nuestra exigencia. No existen varitas mágicas y no tenemos que solucionar todo lo que se nos plantea. A veces, lo más importante es que la persona se sienta acogida, escuchada y valorada.
- Contar con la ayuda de otras personas profesionales, compañeros del centro o externos. Si lo que nos plantean nos genera dificultades, conflictos internos e, incluso a veces, morales, ser capaces de reconocer nuestras limitaciones y poder aconsejarle la ayuda de otra persona.
- Poner nombre a los genitales desde la infancia. Esto les ayudará en la elaboración de su esquema corporal y conocimiento de su cuerpo. Asimismo, la sexualidad podrá vivirse de forma natural.
- Partir de lo que saben. Ir por detrás de ellos y ellas. ¿Qué saben? ¿Dónde y qué han escuchado eso que nos preguntan? ¿Qué quieren saber? ¿Qué queremos que sepan? Traducir su demanda al momento evolutivo en el que se encuentran y a su necesidad madurativa.
Escucha a nuestra compañera Beatriz Fernández Corres, psicóloga, sexóloga, en esta entrevista
Deja una respuesta